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Hombre de Verdad

En el mundo hay grandes necesidades. Hay necesidad de paz, de alimentos, de educación, de proteger la naturaleza, de mejores gobiernos y muchísimo más. Pero prácticamente todos estos problemas se reducen en esencia a un problema común: la falta de hombres verdaderos.

Tenemos iglesia débiles hoy porque tenemos familias débiles; Tenemos familias débiles porque tenemos esposos y padres débiles; tenemos esposos y padres débiles porque no han sido instruidos en los principios básicos Escritúrales.

Para que la iglesia llegue a su estado de madures y pueda manifestar las virtudes del Señor es necesario que el hombre llegue a su rol de hombre de verdad.

Las Escrituras nos comparan como niños fluctuantes, vacilantes, pusilánimes, sin resolución, y nos pone como meta a que lleguemos a la estatura del Varón Perfecto, a la medida de la plenitud de Cristo.

“Hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo; para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error.”  - Efesios 4:13-14

Un hombre de Verdad es de gran valor. Es como buscar una mujer virtuosa. Buscar una verdadera mujer no es fácil. Una mujer virtuosa [valerosa, guerrera] es de gran estima, de gran ganancia para toda su familia. “Mujer virtuosa, ¿quién la hallará? Porque su estima sobrepasa largamente a la de las piedras preciosas” (Prov. 31:10).

De igual manera, se hace la pregunta para los hombres. “Muchos hombres proclaman cada uno su propia bondad, Pero hombre de verdad, ¿quién lo hallará?” (Prov. 20:6). La misma Escritura afirma que hallar este tipo de hombres no es fácil.

Es más, la salvación de una ciudad depende de la presencia de estos hombres. “Recorred las calles de Jerusalén, y mirad ahora, e informaos; buscad en sus plazas a ver SI HALLÁIS HOMBRE, SI HAY ALGUNO QUE HAGA JUSTICIA, QUE BUSQUE VERDAD; Y YO LA PERDONARÉ” (Jeremías 5:1).

A causa de Abraham, Dios guardó a Lot en la destrucción de Sodoma y Gomorra. “Así, cuando destruyó Dios las ciudades de la llanura, DIOS SE ACORDÓ DE ABRAHAM, Y ENVIÓ FUERA A LOT de en medio de la destrucción, al asolar las ciudades donde Lot estaba” (Génesis 19:29).

¿Has visto la construcción de un gran edificio donde usan estructura de acero? La integridad de las vigas de acero determina el fundamento de toda la estructura por muchos años. Lo mismo ocurre en la vida cristiana.

Integridad es carácter, es verdad, es la esencia de un Hombre de Verdad. Es aquello que no se puede mover. Es carácter fijo, que no es fluctuante con la sociedad, con la opinión de la mayoría, con la conveniencia e intereses personales o con la perdida. Un Hombre de Verdad es fijo en los propósitos y realidades de Dios.

Cuatro veces la Biblia habla del carácter de Job. “…Era este hombre perfecto [integro] y recto, temeroso de Dios y apartado del mal” (Job 1:1). Nada podía hacer que este hombre se moviera de sus convicciones. Todo lo que hacía estaba cimentado y arraigado en Dios.

De igual modo, Daniel propuso en su corazón no contaminarse con los valores de Babilonia. Era un hombre fijo en Dios, y no se movía, no importando el costo, aún su propia vida. Su corazón estaba inmutable en su firmeza. Hay poder en la firmeza. “Afirma [unifica] mi corazón para temer tu nombre”, es la oración del salmista (Salmo 86:11). Un corazón bien puesto, firme, da gran fortaleza para la acción (Salmo 112:8).

Por ello Dios bendijo a estos hombres en gran manera. “El hombre de verdad tendrá muchas bendiciones” (Prov. 28:20).

Las convicciones de Josué estaban definidas no tan sólo para él sino también para su familia. Ahora, pues, temed a Jehová, y servidle con integridad y en verdad; y quitad de entre vosotros los dioses a los cuales sirvieron vuestros padres al otro lado del río, y en Egipto; y servid a Jehová. Y si mal os parece servir a Jehová, escogeos hoy a quién sirváis … pero yo y mi casa serviremos a Jehová” (Josué 24:14-15). Recordemos que padres vacilantes producirán hijos gelatinas.

El Salmo 12 describe la gran necesidad de la Iglesia actual: No hay hombres de verdad, no hay piadosos. “Salva, oh Jehová, porque se acabaron los piadosos; Porque han desaparecido los fieles de entre los hijos de los hombres. Habla mentira cada uno con su prójimo; Hablan con labios lisonjeros, y con doblez de corazón” (Salmo 12:1-2). “Por esto se alejó de nosotros la justicia, y no nos alcanzó la rectitud; esperamos luz, y he aquí tinieblas; resplandores, y andamos en oscuridad” (Isaías 59:9).

 ¿Por qué el hombre es importante? El Hombre tiene la Imagen de Dios.

La majestad y gloria del hombre radica en que llevamos la imagen de Dios, es decir, que todos los atributos de Dios han sido puestos en el hombre. Aunque en pequeña escala, el hombre fue diseñado a demostrar a Dios. Ese es nuestro llamado y vocación – demostrar la gloria de Dios en la tierra. El hombre fue llamado para señorear sobre la creación. Y este trabajo o función solo es posible en perfecta comunión con el Creador. Apartado de Dios, el hombre cae en gran desgracia.

Un Hombre de Verdad es uno cuyo corazón está lleno de las misericordias y los juicios de Dios. Esta es la obra de la salvación, la obra sobrenatural sólo de Dios. “Porque tu misericordia está delante de mis ojos, Y ando en tu verdad. No me he sentado con hombres hipócritas, Ni entré con los que andan simuladamente” (Salmo 26:3-4). "Escogí el camino de la verdad; He puesto tus juicios delante de mí" (Salmo 119:30).

Dios se complace en gran manera en este tipo de hombres. “No se deleita en la fuerza del caballo, Ni se complace en la agilidad del hombre. Se complace Jehová en los que le temen, Y en los que esperan en su misericordia” (Salmo 147:10-11).

Para ser un hombre de verdad requiere de un compromiso que va más allá de la protección o gratificación propia. Requiere de auto disciplina para pagar el costo de hacer aquello que es correcto. Los hombres de hoy generalmente les faltan el carácter bíblico de masculinidad para tomar decisiones firmes (resueltas) y luego permanecer en responsabilidad por los resultados, aún siendo en perdida. " No me aparté de tus juicios, Porque tú me enseñaste" (Salmo 119:102).

Muchos hombres pierden oportunidades de trabajo, casas, matrimonios, o ministerios por su falta de decisión. Su falta de compromiso y decisión les lleva a un estado espiritual repugnante delante de Dios.

Resolución es uno de los principales requerimientos para ser verdadero discípulo del Señor. “Y Jesús le dijo: Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios” (Lucas 9:62).

Un Hombre de Verdad esta definido en los caminos de Dios. "Juré y ratifiqué Que guardaré tus justos juicios" (Salmo 119:106).

¿Dónde estamos definidos? Algunos lo define el dinero, otros son definidos por el ministerio y posición. A otros, los define la esposa o los hijos. Pero somos llamados a estar definidos en una sola persona y por un solo fundamento: Cristo y su Palabra.

Nuestro llamado como Hombre de Verdad: Establecer incansablemente el Reino de Jesús, en justicia y verdad.

“He aquí mi siervo, yo le sostendré; mi escogido, en quien mi alma tiene contentamiento; he puesto sobre él mi Espíritu; él traerá justicia a las naciones.  …. por medio de la verdad traerá justicia. No se cansará ni desmayará, hasta que establezca en la tierra justicia; y las costas esperarán su ley. Yo Jehová te he llamado en justicia, y te sostendré por la mano; te guardaré y te pondré por pacto al pueblo, por luz de las naciones.”                  - Isaías 42:1-6